jueves, 9 de abril de 2009

Frecuencia cardiaca

La frecuencia cardiaca aumenta en proporción al incremento de la intensidad del ejercicio, aumentando así el gasto cardiaco y el aporte de oxigeno a la musculatura. Esta respuesta fisiológica esta regulada por diferentes factores. En primer lugar, diversas funciones del sistema cardiovascular, incluida la frecuencia cardiaca, están reguladas por nervios que tienen su origen en una zona del cerebro denominada bulbo raquídeo, cuya continuación es la medula espinal.

El corazón es estimulado por dos vías nerviosas procedentes de la medula: la vía simpática y la vía parasimpática. Los nervios parasimpáticos liberan una sustancia, la acetilcolina, que disminuye la frecuencia cardiaca. De esta manera, cuando una persona pasa del estado de reposo a la realización de un ejercicio de baja intensidad, el aumento que se produce en la frecuencia cardiaca desde unos 60 a 100 latidos por minuto se debe a una disminución en la estimulación parasimpática , sin embargo, si esta persona aumenta la intensidad del ejercicio, el incremento de la frecuencia cardiaca desde unos 100 latidos por minutos hasta alcanzar la frecuencia cardiaca máxima se produce gracias a la estimulación de las vías nerviosas simpáticas, que liberan una sustancia denominada noradrenalina. Esta estimulación simpática, además de aumentar la frecuencia cardiaca, provoca el incremento de la fuerza de contracción del miocardio.

Pese a los conocimientos actuales sobre el funcionamiento del corazón no se ha determinado todavía de forma definitiva cual es el estimulo que hace que la medula aumente la frecuencia cardiaca adecuándola a las necesidades del organismo. Una de las fuentes de información mas importantes que llegan a la medula provienen de la corteza motora, que es la parte del cerebro que regula la contracción muscular. Al aumentar el numero de unidades motoras y de músculos reclutados durante el ejercicio por parte de la corteza motora, el cerebro también envía información a la medula para que incremente la frecuencia cardiaca en previsión de una mayor necesidad de oxigeno. Además de este mecanismo, existe otra fuente de información procedente de la musculatura que solicita un aumento de la frecuencia cardiaca al detectar mayores necesidades de riego sanguíneo o una mayor concentración de CO2 o acido láctico. Por ultimo, existen también terminaciones nerviosas sensitivas que informan a la medula sobre la presión arterial, permitiendo ajustes muy precisos en lo que se refiere a la frecuencia cardiaca.

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